LA SEMANA PAMPEANA
I – En la semana, y por si alguno lo dudaba, los pampeanos volvieron a tener nuevamente la triste certeza sobre nuestro destino de patio trasero de un país en el que no encajamos sino como un territorio de transición, frontera del interés civilizatorio. Dos ejemplos bastan para confirmar la privación de derechos: la reunión del Comité de Cuenca del Río Colorado donde se debían aprobar las normas de manejo de llenado y operación de la aún no construida presa de Portezuelo en territorio mendocino, trajo nuevamente a la memoria los fantasmas del viejo robo cuyano de nuestros recursos hídricos que ya nos costó la desertificación del Oeste con el corte hace décadas del Atuel. En la otra reunión, en la de constitución del Comité de Cuenca del también robado río Salado, desde Cuyo se oyó la voz de los apropiadores de agua atrasando el reloj de la historia y negando que el Desaguadero sea un río.
II – Así, la trabajosa construcción de las condiciones que permitan a la provincia superar ese mal de origen que nos privó, -como una Bolivia argenta, de salida al mar, de frontera con Chile y de posibilidades más allá de un destino pastoril de secano-, se vuelve una tarea titánica en donde a los esfuerzos argumentales de los pampeanos, se le oponen hechos consumados.
Con Portezuelo estamos hoy como en la década del 40, en los prolegómenos de un nuevo zarpazo al único río de escorrentía permanente que nos dejó la confabulación de la Nación con una provincia privilegiada por sus políticas. Un estudio ambiental de la propia universidad de Mendoza admite que la presa provocará un “alto impacto” en la cuenca. Imposible no recordar que un impacto similar hace setenta años provocó el corte del Atuel con la construcción de los Nihuiles.
III – Ahora Mendoza maniobra con los términos e insiste en manejar la presa y que Coirco solo “controle”. De esta forma volverá a ser esta provincia, de larga e infame tradición apropiadora, la que tendrá la potestad de abrir o cerrar las compuertas sobre el río Grande, el principal afluente del Colorado, afectando no solo su caudal sino además su calidad. Extrañamente, Río Negro y Buenos Aires, condóminas del Colorado y con importantes emprendimientos de riego que dependerán de esas compuertas, no parecen reparar en el riesgo que corren si la presa no la maneja el Comité y se le deja tal potestad a Mendoza. Así, La Pampa, queda sola peleando contra el mendocino, como David contra Goliath.
IV – Y por si esto fuera poco… mientras se lucha por generar las condiciones para diversificar la economía a través de la ampliación de las áreas bajo riego luchando para recuperar el agua perdida y defender la que aún no perdimos, las condiciones de la economía nacional no ayudan a que La Pampa pueda levantar cabeza. El caso del Frigorífico de General Acha que en la semana anunció su reapertura es, claramente, un ejemplo. Cerrado hace semanas, se anunció ahora la reapertura gracias a la intervención directa del gobierno de la provincia que no parece dispuesto a perder de un plumazo un centenar de empleos por una combinación de causas que no excluyen la colonial prohibición de vender carne con hueso al resto de la Patagonia. Aquí, como en otros ámbitos de la economía provincial, mientras la provincia logra subir el empleo por la escalera, la pérdida de actividad económica y la consecuente destrucción de puestos de trabajo bajan por el ascensor de las políticas nacionales.
V – Como consuelo, los pocos pampeanos que quedarán en una provincia así atacada en sus bases de sustento económicas o los que quieran emigrar hacia otros estados provinciales menos castigados, podrán hacerlo por avión a otras capitales provinciales al anunciarse en la semana que el aeropuerto santarroseño está incluido en las nuevas rutas de cuatro líneas aéreas. Les saldrá más barato y rápido irse en avión y en aerolíneas que se propagandizan como de “bajo costo”. Casi como una cargada: los pampeanos, privados de ríos y condiciones para superar el atraso, atrapados en una provincia que no puede darle un lugar a las nuevas generaciones, tendrán, eso sí, una facilidad para abandonar el “patio trasero” rápido y barato a través de una “low cost”.
