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Carlos Kisner 200
  • Foto del escritorLa Pampa

Los mendocinos de afuera y de adentro


LA SEMANA PAMPEANA

I – Todas las expectativas que los pampeanos alentamos a partir del apoyo nacional a la creación de los comités de cuencas de los ríos que atraviesan la provincia comenzaron a desvanecerse en buena medida en la semana. La Pampa ha creído siempre que los comités de cuencas deben ser las autoridades únicas supraprovinciales que manejen los recursos hídricos compartidos. La experiencia de Coirco, el comité del Río Colorado, era el argumento principal de esa certeza. El comité viene llevando a cabo desde su creación un manejo impecable de la cuenca del río que atraviesa cinco provincias, dando a cada una su parte, previendo con racionalidad el reparto de agua de los períodos de merma y administrando con un criterio racional el curso de agua para que todas las provincias signatarias del Acuerdo del río Colorado sigan confiando en que ese comité, conformado por todas las jurisdicciones, es la mejor forma de manejar un recurso compartido.

II – Pero la reunión de Coirco de la semana demostró que La Pampa ha quedado sola o casi en ese convencimiento que hasta no hace mucho compartía con el resto de las jurisdicciones. La reunión de Bahía Blanca mostró lo que el gobernador pampeano no dudó en calificar como el ingreso de la política en Coirco. La decisión de los representantes de cuatro provincias, Río Negro, Neuquén, Mendoza y Buenos Aires, de aprobar las normas de llenado de la presa de Portezuelo propuestas por Mendoza pese a que la construcción de esa obra aún no fue aprobada por el órgano de gobierno del comité, es una señal de alerta para La Pampa. La reunión de Bahía Blanca demostró que la gravedad de la decisión que se quiere tomar no pasa por el análisis de lo que es mejor para la cuenca, sino por las conveniencias políticas del partido del gobierno nacional que también gobierna en Buenos Aires y en Mendoza. La alianza entres estas dos grandes provincias, una en el inicio de la cuenca, la otra en el extremo atlántico de la desembocadura, es antinatural. Si hay un riesgo en Portezuelo y su plan de llenado es que bajará la calidad del agua y afectará a las áreas bajo riego. Allí, la principal perjudicada será, naturalmente, Buenos Aires que tiene la mayor área bajo riego de la cuenca en Corfo. Al aprobar las normas de llenado, Buenos Aires prioriza sus compromisos políticos más que el interés de sus regantes. Y se contradice pues le reclama a La Pampa que pare la salinidad del Curacó con el Tapón de Alonso -como lo recordó el gobernador en su mensaje de apertura de sesiones- mientras acepta un plan de llenado irracional en manos de una provincia cuyo propio estudio de impacto ambiental admite que la salinidad aumentará.

III – La ausencia de una idea de país integrado se esconde detrás de estas alianzas entre los distritos bonaerense y mendocino. La vulnerabilidad política y económica de Río Negro, enemistada con La Pampa por el sostenimiento de la inconstitucional barrera a la carne con hueso pampeana, explica su voto y también el de Neuquén. Ambos distritos intentan reivindicarse como gobiernos de carácter provincialista, pero con su voto en Coirco desnudan que son en realidad meras piezas de un ajedrez en el que juegan como simples peones de Buenos Aires y Mendoza. Su pertenencia a la Patagonia debiera hermanarlas a La Pampa, a la que están unidas, además, por una misma historia política como ex territorios nacionales recién llegados al concierto de las provincias argentinas. Así, La Pampa está sola en esta pelea en la que se intenta defender una idea de integración del país donde, curiosamente, encuentra más aliados fuera del país -las Naciones Unidas, el Tribunal del Agua- que dentro.

IV – Hacia dentro, sea por casualidad o porque los une un mismo pensamiento político excluyente y cerril, los socios locales de los gobiernos nacional, bonaerense y mendocino han adoptado una similar política en relación a los recursos hídricos. En la Cámara han dado forma a un proyecto que, camouflado en la “defensa” del acuífero del Valle Argentino, le hace el juego a los intereses más cerradamente localistas que se fogonean en General Acha como si el agua del subsuelo fuera un bien propio. Es, de algún modo, esa posición, tributaria de la política mendocina que nos niega el agua con un criterio comarcal. Una y otra niegan a la provincia, desde dentro y desde fuera, como dueña del recurso y con derecho a su uso racional. (LVS para LA ARENA)

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