José Alberto Gatica es el último ferroviario que tuvo Winifreda, desde 1982 es bicicletero, oficio que empezó a desarrollar en los tiempos libres de su trabajo en el ferrocarril.
Cronista: Fernando “Catuto” Ojeda
Está casado hace 45 años con Mabel Velázquez, con quienes tuvieron a Gabino y Gabriela. Tienen 2 nietos y una nieta, Ignacio de 19 años, Simón de 10 años y Paula de 4 años.
Fuimos a su encuentro para que nos cuente sobre sus años de ferroviario y su oficio-profesión de bicicletero. El “Beto” Gatica tiene 64 años, nació en Telén el 29 de marzo de 1957.
_Yo nací en Telén pero mi pueblo de origen es Loventuel, porque ahí viví hasta los 17 años. A los 17 años me tomaron en el ferrocarril, si bien era menor de edad tuve la suerte de ingresar como provisorio de explotación. Ahí hice de todo, fui cambista, personal de oficina, era tipo un peón de campo. El cambista es el que hace maniobras con el tren, también somos los que manteníamos la limpieza de las vías, el andén en orden. En la oficina tuve que aprender el código morse, para saber usar el telégrafo, empecé a trabajar en el año 1974, en el mes de julio más o menos. En Telén estuve casi dos años, después se cubrió el puesto que estaba vacante, lo cubrió un muchacho de General Pico, entonces yo quede sin puesto fijo. Es ahí cuando empiezo a hacer relevos. Hice relevos en Conhello dos veces al jefe de estación, también estuve en Castex, hasta que me sale la posibilidad de obtener un puesto fijo. Me presenté a tres vacantes, una en Arizona, una en Victorica y una en Winifreda, en las tres como Auxiliar Tercera, personal de oficina. Se dio la casualidad que vine a hacer un relevo por un día a Winifreda un 15 de julio de 1976, en ese tiempo estaba de jefe el Basko Iparraguirre, el Basko viejo -el papá de Roberto-. Fue el que me comentó que acá era muy lindo, y ya se comentaba en ese entonces que el ramal a Telén se iba a cerrar. Entonces el me sugirió que me viniera para Winifreda. En ese momento el problema mío que no tenía experiencia en trabajar con cereales. Pero el Basko no dejó de alentarme y me dice "vení que yo te doy una mano". Esta fue una estación muy importante, se cargaba cereales y también estaba el servicio ferroviario de pasajeros, encomiendas, de todo. En ese momento me dan a elegir entre las tres estaciones a la que me presenté y me quedé acá, elegí Winifreda. El 3 de agosto de 1976 vine a Winifreda.
Cuando Gatica llegó a Winifreda, el ferrocarril también le daba vivienda, fue la que estaba frente al almacén de ramos generales de la familia Volman que luego fue la barraca de Piris. En esa época tenía 19 años.
_La relación del ferrocarril con el pueblo era muy importante. Para el pueblo era todo.
Las ferias de animales dependían del transporte del ferrocarril, el transporte de ganado, todo era por el ferrocarril, el camión no se usaba prácticamente. El ferrocarril en lo que es el servicio de pasajero por los años 50 solo se tardaba unas 9 horas de General Pico a Estación Once en Buenos Aires, eso me comentó cierta vez el último Jefe de Estación que tuvo Winifreda que fue un tal Navarro, y a lo último las horas arriba del tren rondaba las 20 horas. En los 80 se tardaba entre 16 y 17 horas, porque no hubo renovación de vías, porque el tren en tramos iba a 5 km por hora porque las vías no estaban en buenas condiciones. Hasta el año 58 el tren andaba bien. En aquel entonces había promociones para ir a Bariloche en tren, nosotros recibíamos afiches de dichos viajes. Pulman, comedor, con cine, con todo. Era una cosa impresionante, esos beneficios lo fuimos perdiendo. Era para que la gente viajara cómoda. Todo esto se perdió porque dejo de mantenerse, dejo de haber inversión. En vez de reparar, mandaban órdenes de que en tal km a tal km el maquinista tenía que ir a baja velocidad.
Cuando yo llegué a Winifreda, el Basko Iparraguirre (padre) era Jefe de Estación, estaba Roberto Moran que se va porque él estaba de manera provisoria y yo lo reemplazo a él, estaba Horacio Atler que había venido de Darragueira. En ese entonces en la panadería El Indio ya estaba la Familia Formiglia. Estaba la despensa de las chicas De Mena, después donde hoy es Priotti estaba Amalia Caldentei, andaban las chatas rusas, en aquel entonces la diversión pasaba por poder ir a los bailes o ir a los boliches a tomar algo, las canchas de bochas. En aquellos años Winifreda recibió por ejemplo en el club a Alberto Castillo, Pimpinela, Jorge Valdés, todos ellos estuvieron en el Club Social y Deportivo Winifreda.
¿Cómo ferroviario hasta que año trabajaste?
_ Estuve en el ferrocarril hasta el 30 de noviembre de 1991 que me mandan un telegrama donde me informan que a partir de ese día quedaba prescindible. Me acuerdo que un día Ricardo Enrique “el Burro”, me llama del Banco de La Pampa y me dice ‘Che tenés una plata para cobrar acá’, era la liquidación final, y bueno. Se pagó una indemnización, que fue un sueldo por años de servicios más unas licencias que yo no me había tomado y me las pagaron, y como se dice normalmente “ni las gracias nos dieron”. Un día vino un empleado de Ferro Expreso a buscar las llaves de la Estación y ahí se terminó el ferrocarril para mí.
Antes de dejar este capítulo de tu labor de tu vida como ferroviario, ¿Cómo eran las guardias en el ferrocarril, que te tocaba hacer?
_Cuando llegaba el tren de pasajeros lo primero que descaraba eran las encomiendas, después de que bajaran los pasajeros teníamos que invertir el tren, y esa maniobra se realizaba utilizando el triángulo que salía donde está Cacho Rivera ahora y había una vía que llegaba hasta donde está Tito Nunia, de ahí volvía marcha tras y enfilaba para lo de Fridirich y ahí ya quedaba listo, cuando venía con muchos vagones primero se hacía la maniobra con los vagones y después con la máquina y ya quedaba en la cabecera para al otro día a la mañana estaba lista para salir. Antes todo iba por tren, las encomienda a los estudiantes iban por el tren. Las familias habían conseguido unas canastas de mimbre con candado y entre otras cosas no faltaban los chorizos secos que largaban un olor… (risas).
En el tren todo era bajo un concepto de exactitud, era algo que venía de los ingleses. En contaduría había una planilla para las encomiendas que eran inmensas de grande, ahí se asentaba todo, y tenía que estar exacto, no podía faltar ni sobrar un centavo, tenía que dar exacto, así que más de una vez terminaba mi horario de trabajo y me llevaba esas planillas a mi casa para encontrar el error. Porque si te quedaba un error y en contaduría de Once te detectaba ese error, desde allá te enviaban de nuevo todo para que lo normalices y capaz que eso volvía 3 meses después pero había que normalizarlo, imagínate que eso significaba que durante esos tres meses tenías 3 balances más por lo que teníamos que rastrear el error en esos balances hasta dar con la solución y corregir. Pero bueno eso garantizaba la excelencia con la se trabajaba en la administración del ferrocarril.
Con el ferrocarril llegaba todo, hasta 1983 llegó el ferrocarril de pasajeros acá en Winifreda. Por ferrocarril se transportaba todo tipo de materiales, de materia prima, la harina para panaderías, los rollos de alambre, las varillas, ollas de alta calidad, cajas de ropa, trajes que encargaba la tienda de Lipovich, la fruta, los chacinados de frigorífico “El Triunfo” de Trenque Lauquen (Buenos Aires), por ejemplo la Buby Salvetti que traía todos los productos de peluquería, todo venia por ferrocarril, como así todo se enviaba por ferrocarril.
En el ferrocarril hacíamos de todo, teníamos nuestra ropa que nos daba el ferrocarril, teníamos que usar hasta corbata, como hacíamos de todo la corbata la teníamos guardada en el cajón del despacho, si venía algún superior nos poníamos la corbata (ríe Gatica al recordarlo). En los últimos años yo peleaba para que nos mejorasen las condiciones de trabajo, nos daban un farol que era un candil para usar en las maniobras a la noche, te imaginas lo que puede durar prendido ese candil en una noche de viento o de lluvia, se te apagaba y como hacías para prenderla de nuevo con la lluvia, entonces uno por su cuenta compraba alguna linterna. Había cosas que no iban. A mí me encantó ser ferroviario. Hubo un tiempo que fuimos muy bien considerados. En los pueblos la importancia era la figura del Intendente, el Jefe del Correo y el Jefe de la Estación del Ferrocarril. El ferrocarril era la conexión al mundo. Se usaba el telégrafo porque era algo muy seguro, nosotros nos comunicábamos con Pico y con Quemú que eran las estaciones intermedias, ahora si vos pedías combinación hasta con Once.
Después del tren Gatica siguió trabajando en el servicio de fumigaciones.
Entonces a partir de ahí empecé a trabajar en fumigaciones con Horacio Amengual que su local estaba donde ahora está Nagore. Después trabaje con Julio Platner durante 10 años también con fumigaciones, después trabaje un año con Elio Herlein y después estuve con Enrique Juan hasta el año pasado que me jubilé, fueron 27 años de estar en fumigaciones y uno decide dejar porque es un laburo peligroso, es andar todo el tiempo en contacto con el veneno, la familia siempre me pedía que dejara, así fue que dejé.
Gatica y el oficio de bicicletero
_Empecé con el oficio de bicicletero en 1982, puse una bicicleteria. Había traído bicicletas nuevas de Buenos Aires. Pero en 1989-1990 me agarro la hiperinflación y me mató y después ya me fui a las fumigaciones y quedaron las herramientas. En el año 2009 retomo porque fue un año muy seco y eso hace que tenga menos trabajo con las fumigaciones. Cachito Rivera siempre me decía abrí la bicicleteria que acá la gente pregunta, y yo había conservado todas las herramientas, por ahí me faltaban las herramientas más nuevas pero las básicas las tenía, así fue que la volví a abrir, más allá de que aún estaba trabajando con las fumigaciones. Cuando no estaba con las fumigaciones en el campo, reparaba las bicicletas. En marzo del año pasado (2020) cuando me jubilé ya pude dedicarme a pleno a las bicicletas.
La bicicleteria se llama “Gabi Sport” desde 1982.
Con Carlos Navarro que también arregla bicicletas por ahí hacemos alguna compra juntos para abaratar costos, tenemos un proveedor en Buenos Aires que tiene muy buenos precios. Te vende por ejemplo la caja cerrada de 50 cámaras, entonces la compramos a media y la dividimos. Algunas cubiertas, lo que pasa que la bicicleta tiene muchos repuestos, de muchas medidas.
¿Y practicaste el ciclismo en ruta?
_No, una sola vez salí y me di cuenta que no era para mí (rio Gatica al recordarlo)
_Me acuerdo que cuando Manuel “Coco” Rivera practicaba el ciclismo le arreglaba la bicicleta en el taller de carpintería que tenía su hermano Cacho. En ese tiempo había varios ciclistas aquí en Winifreda, los hermanos Grosky, Pedro Rihl, eran varios los que andaban bien.
Gatica tiene una vida ligada a las ruedas, a las vías, a las rutas, en el pueblo los más chicos lo reconocen como bicicletero, los que tenemos algunos años más recordamos al ferroviario que se hizo bicicletero, los más grandes también lo consideran el amigo que supo jugar al fútbol con el equipo llamado “Los Mascachapas” equipo de fútbol que solía sobresalir en los torneos relámpagos de fútbol que se hacían en el Lote XIII y los torneos de verano que se hacían en el pueblo conocidos con el nombre de “papi futbol”, torneo que por cierto se siguen haciendo. Gatica recuerda que “Los Mascachapas” representaban al bar “La Terminal” cuando el encargado era Gaspar Kaiser. Pero esa es otra historia…
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