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  • Foto del escritorWinifreda

Primera científica pampeana repatriada

La pampeana Ana Sol Peinetti es la primera científica repatriada desde que se relanzó el Programa Raíces, del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de Nación.


Actualmente está trabajando en el desarrollo de bionanotecnologías para métodos de detección de patógenos -virus y bacterias- para monitoreo ambiental y diagnóstico de enfermedades infecciosas; y ya está finalizando las pruebas del primer método que tiene capacidad para detectar, con muestras de saliva, en forma rápida si un paciente continúa contagiado. La investigación permitiría contar con un «método rápido y directo» para determinar si un paciente sigue contagiado de Covid-19.


Peinetti tiene 32 años y los tres últimos los pasó en Estados Unidos, donde realizó un postdoctorado en la Universidad de Illinois. A los 18 años dejó General Pico para estudiar en la Universidad de Buenos Aires (UBA), donde se doctoró en Ciencias Químicas de Materiales en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales. Ahora con el programa de repatriación de científicos logró montar su laboratorio, que adquirió con un subsidio de la Fundación PEW de Estados Unidos, en el Instituto de Química Física de los Materiales, Medio Ambiente y Energía (CIC-Conicet-Inquimae).


«Tenia posibilidades de seguir (en Estados Unidos), pero quería volver para hacer ciencia de calidad en Argentina. El programa Raíces es un buen augurio y espero que haya una recomposición salarial y actualización de los subsidios, porque son fundamentales para seguir haciendo ciencia en Argentina. Ahora estamos saliendo de una pandemia, pero es fundamental que se tomen estas medidas para mejorar las condiciones laborales y el desarrollo de proyectos importantes», analizó Peinetti.


«Este programa existe desde 2008, pero en los últimos años tuvo un desfinanciamiento. Y ahora se puso nuevamente en valor, y nos pone muy contentos a las personas que queremos regresar», destacó.



El regreso.

«Cuando te vas afuera no sabés cuándo es el momento para volver, y varias veces sentí que quería volver. En ese proceso de cómo y cuándo volver, iba terminando el principal proyecto de mi posdoctorado en Estados Unidos y decidí que era el momento porque coincidió la puesta en valor del programa Raíces, obtuve un subsidio de una fundación de Estados Unidos para comprar equipamiento y traerlo a Argentina y el programa Raíces me ayudaba a traerlo», relató la científica piquense.


Uno de los motivos que aceleró el retorno de la pampeana fue que los funcionarios estadounidenses pretendían que su investigación se destinara para que los militares lo usen en las guerras que libran de acuerdo a sus ambiciones geopolíticas. «Estaban muy interesados en este tipo de aplicaciones, y la verdad que son cosas que para mí no son importantes o no son intereses a los cuales quiera contribuir. Y en ese momento, me planteé volver a la Argentina para contribuir a intereses que para mí sean relevantes e interesantes», confesó Peinetti.


La entrevistada recordó que en 2017 obtuvo una beca PEW Latin American Fellowship, que se otorga a diez latinoamericanos por año, para hacer el posdoctorado en Estados Unidos en el área Biomédica. Allí estudió con el profesor Yi Lu en la Universidad de Illinois at Urbana-Champaign, donde se enfocó en la bioingeniería de moléculas de ácido desoxirribonucleico (DNA) y su uso para el desarrollo de un método de detección de patógenos.


Investigación.

La pampeana relató que fue a Estados Unidos para «aprender como ingenierar moléculas de ADN para que pudieran funcionar o reconocer muy específicamente a distintos patógenos, ya sean bacterias o virus; y después utilizar esas moléculas ingenieriadas en el desarrollo de test para detectar estos patógenos».


«Uno de los proyectos grandes es determinar como estas moléculas pueden llegar a diferenciar un virus que estaba en estado infeccioso y los que están inactivados, porque actualmente no existen test rápidos que puedan determinar esto», dijo.


Y ejemplificó: «Si querés tomar agua y no sabés si tiene virus, pero quizás esos virus fueron inactivados y podemos consumir ese agua aunque haya virus presentes. Lo mismo en el caso de diagnósticos, donde podés determinar la presencia de los virus y si son infecciosos, es decir si la persona sigue siendo contagiosa».


«El desafío -continuó la entrevistada- es como encontrar moléculas que puedan diferenciar esos dos estados y hacer test para que puedan diferenciar si el agua la podemos consumir o si la persona sigue siendo contagiosa. Es un proyecto importante para el Covid-19 donde estamos teniendo muy buenos resultados, y esperamos que pronto estén publicados para desarrollar un test con estas característica».


-En un diario porteño revelaste que funcionarios de la administración Trump estaban interesados en esta investigación para aplicarla en conflictos bélicos.

-Sí. Es una de esas situaciones donde dije que en realidad quería volver para contribuir a intereses que para mí son importantes y no sostener guerras o usar los sensores para que los militares puedan saber si podían consumir agua o no. Estos sensores son muy portátiles y se pueden utilizar en campos (de batallas). Estaban muy interesados en este tipo de aplicaciones, y la verdad que son cosas que para mí no son importantes o no son intereses a los cuales quiera contribuir. Y en ese momento, me planteé volver a la Argentina para contribuir a intereses que para mí sean relevantes e interesantes.


-Esto demuestra que Estados Unidos siempre está más interesado en las guerras que en la salud de la humanidad.

-No fue el único motivo que me llevó a regresar a Argentina, porque allá también hay investigación importantes e incluso dedicadas al Covid-19. Pero, existen otros intereses que están alejados en mi interés en particular.


-¿La bionanotecnología es lo que se viene en la ciencia mundial?

-Es una herramienta muy importante, porque es la combinación de biomoléculas o biología sintética, porque nos da recursos de las células para incorporarlos en sistema nanométricos o nanotecnologías, y poder explotar todo lo que la biología nos enseña y ponerlos en dispositivos para hacer uso de eso. Tiene aplicaciones muy interesantes.


-¿Estamos muy lejos de la ciencia de Estados Unidos?

-Estados Unidos invierte muchos recursos en ciencias. Pero, en Argentina hay científicos muy buenos. Cuando fui a Estados Unidos no sentí que mi formación fuera peor que la formación de ellos. Con recursos podemos hacer cosas muy buenas en Argentina. Como se atacó el Covid-19 y los proyectos argentinos -suero equino, barbijos con tecnología, los test de ecovidar- son ejemplos de lo bueno que es la ciencia argentina. Siempre necesitamos recursos para llevar a cabo los proyectos muy buenos.


-Los científicos argentinos son convocados desde los países más desarrollados para investigaciones importantes.

-Tenemos que agradecer la formación que tenemos en Argentina. Es una formación pública, donde todos podemos tener acceso a educación de calidad. Es algo para valorar, que a veces estando en el país no lo valoramos. Pero, es de mucha calidad.


-¿O sea que cayó en la universidad pública?

-Mi mamá es docente en la Universidad Nacional de La Pampa en General Pico, siempre valoramos la educación pública y su calidad.


-Entonces no cayó en la universidad pública.

-Tuve la suerte de caer en la universidad pública. Fuente La Arena


 

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